Espaldas en marcha!
  24/08/2018

Espaldas en marcha!


La actitud sedentaria e inactividad a la que sometemos a nuestro cuerpo en la tercera edad, acaba haciendo mella en nuestra espalda. Reclinados cómodamente en un sofá y viendo la vida pasar por nuestra ventana o televisión no hacemos más que invitar a nuestra musculatura a irse de vacaciones y cuando queramos sacar a nuestro cuerpo del ostracismo echaremos de menos contar con una espalda medianamente tonificada que nos permita dar algún apetecible paseo sin riesgo de caída o cansancio excesivo.

Aunque solamos achacar nuestras dificultades a la hora de andar más o menos erguidos a nuestras piernas, lo cierto es que éstas no son las únicas responsables, la espalda es muchas veces la clave de una buena marcha. Una espalda que ha perdido el tono y se va peligrosamente hacia atrás o hacia delante obliga a las piernas a trabajar en semiflexión y realizar mucha más fuerza de la que sería necesaria. Por el contrario, una espalda bien tonificada es capaz de sostener y estirar nuestro cuerpo aliviando así el peso que recae sobre nuestras piernas y les permite realizar el trabajo encomendado con mayor facilidad.

Con el fin de mantener nuestra espalda tonificada propongo, un único ejercicio. Cuando estemos cómodamente sentados frente al televisor, “repantingados” en el sofá, en el momento que den anuncios intentemos despegar la espalda del sillón y permanecer tanto tiempo como podamos erguidos buscando con nuestra mirada un punto situado algo por encima de la horizontal de nuestros ojos, en una actitud de “firmes” que dirían en el ejército. Para facilitar el ejercicio intentaremos sentarnos en un sillón en el que nuestras caderas no queden situadas por debajo de nuestras rodillas, si esto no fuese posible, deberemos sentarnos en una silla. En esta posición intentaremos tomar conciencia de nuestra respiración irguiéndonos todo lo que podamos durante la inspiración y tratando de mantener la posición cuando expulsemos lenta y progresivamente el aire. Respiraremos de esta manera, manteniendo la posición de “firmes” en nuestra espalda, durante un tiempo que debe oscilar entre los 5-15 minutos si queremos que resulte efectivo. Repetiremos el ejercicio varias veces al día, dos o tres. De este modo tonificaremos la musculatura de nuestra espalda, conseguiremos que la inactividad no deje más secuelas de las debidas en nuestra espalda y nos resultará más fácil hacer que nuestras salidas a la calle se acerquen más a un agradable paseo que a un peligroso martirio.

 


Comentarios
  • No hay comentarios.
Deja un comentario