Huellas doradas
  15/07/2022

Huellas doradas


      A ojos de la sociedad, el envejecimiento todavía suele ir de la mano de muchos estereotipos y prejuicios. Mientras que se premia la juventut, el envejecimiento se puede llegar a concebir como una etapa final. Negativa. Sin futuro. Y nada se puede alejar más de este pensamiento. El envejecimiento también es pasión, interés, aprendizaje, socialización, tranquilidad, autonomía o sentido del humor. Esta lista podría ser tan larga como personas hay en el mundo. Y lo podría ser porque esta etapa es única en cada persona. Así como la juventut o la adultez. Y como en cada etapa del ciclo vital, las personas grandes siguen siendo personas individuales con historias que explicar, pero también con historias para vivir.


      Recuerdo que hace unos meses, cuando todavía no había empezado las prácticas en Avi Amunt, una profesora de la universidad nos habló del cuento de las Huellas Doradas. Este relato, brevemente, explica la historia de en Martí, quien había vivido su vida centrándose en su satisfacción individual. Buscando su propio placer. En cierto momento de su vida, se empieza a plantear si buscar la satisfacción individual era suficiente como para darle sentido en su vida, y decide marchar y empezar una vida dedicada a los otros.
En Martí prepara su mochila y pone rumbo hacia la montaña para poner en orden sus pensamientos, impulsados por el silencio de la naturaleza. En el punto más alto de la montaña, se encuentra una persona grande que le deja unos binóculos, con el que se sorprende al observar todo de puntitos brillantes repartidos por la que había sido su ciudad toda la vida. La persona mayor le explica que, en realidad, estos puntitos son huellas. Son acciones que Martí ha hecho durante su vida y que han marcado la vida de los otros y, no solo esto, sino que han contribuido a su desarrollo y han quedado grabadas como huellas doradas. Acciones cotidianas, que quizás en Martí ni era consciente, pero que habían tenido un impacto significativo en la vida de una persona concreta.


      No sé si a raíz de mi paso por Avi Amunt habré dejado alguna huella dorada, pero lo que sí puedo confirmar es que cada uno de los usuarios y profesionales del centro han hecho que brille una pequeña luz dentro de mí, probablemente sin que ellas ni ellos lo sepan. Sin querer. Porque son las pequeñas cosas del día a día el que generan estas huellas. Pequeñas conversaciones. Incluso palabras. Personalidades únicas. Con sus manías. Con sus historias particulares.



Gracias por estos meses!


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