La enfermedad de Parkinson, tal y
como la define la Federación Española de Parkinson, es un trastorno neurodegenerativo,
enmarcado dentro de los Trastornos del Movimiento, que afecta al sistema
nervioso de manera crónica y progresiva. Es la segunda enfermedad más
prevalente después del Alzheimer.
A día de hoy no se conoce la
causa, pero si que se sabe las consecuencias que puede provocar el padecerla. Como
hemos dicho provoca síntomas motores como la bradicinesia, rigidez, y temblor,
pero en su desarrollo también pueden aparecer síntomas no motores como el
deterioro cognitivo. En estos casos es cuando se habla de deterioro cognitivo
leve o demencia tipo Parkinson (la prevalencia suele ser del 25-30% del total
de casos con Parkinson, pero se incrementa drásticamente con la edad avanzada).
El deterioro cognitivo puede comprometer a varios dominios cognitivos, como la
memoria, la atención, el lenguaje, el aprendizaje, las habilidades
visuoespaciales, y las funciones ejecutivas.
No obstante, no todo el mundo
desarrollará un deterioro cognitivo, esto dependerá de los factores de riesgo y
los factores de protección. Para conocerlos, Guo, Y et. Al (2019) realizaron
una revisión sistemática de los estudios publicados sobre la afectación
cognitiva en personas con párkinson desde 1937 hasta 2018. Si conocemos los
factores de riesgo modificables es más fácil prevenirlos. Su análisis encontró
9 factores que aumentaban la posibilidad de desarrollar deterioro cognitivo: trastorno de la marcha e inestabilidad
postural, alucinaciones, hipotensión ortostática, enfermedad cerebrovascular,
diabetes mellitus, obesidad, enfermedad cardíaca, consumo de alcohol y tabaco.
Los autores concluyen que las
intervenciones efectivas en la prevención de estos factores de riesgo, pueden
ser prometedoras para reducir el riesgo de deterioro cognitivo en la enfermedad
de Parkinson.
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/mds.27665