Erotofobia Edadista
  28/12/2018

Erotofobia Edadista


La erotofobia o fobia al sexo/sexualidad, provoca la imposibilidad de hablar de sexualidad en general y se puede dar en diversas ocasiones y a cualquier edad. Cuando el término se acompaña de la palabra “edadista”, se refiere a la dificultad que hay en la sociedad de hablar sobre sexualidad en la vejez y de tenerla en cuenta a la hora de valorar las necesidades de la persona en la vida diaria.

El contexto en el que nos hemos movido siempre es:

  • El sexo pertenece a los jóvenes”: las imágenes que aparecen en los medios de comunicación relacionadas con la sexualidad, habitualmente se componen de gente joven, dejando al margen a los mayores e incluso promoviendo una imagen más infantilizada de estos cuando aparecen (ej. Vemos a un joven besando a una chica en la boca y nos parece “sexy”, mientras que la persona mayor saldrá besándola en la mejilla a su esposa de toda una vida, generándonos otro tipo de ternura).
  • Hay diferentes estereotipos de personas mayores y sexualidad inhibida o inactiva.
  • No se contempla la sexualidad en el diseño de actividades en las residencias, se ignora. Se convierte en algo irrelevante. Llevarlo a cabo en un ámbito más residencial se convierte en un problema.

Actualmente hay un marco más crítico con toda esta literatura previa. Las exclusiones sexual/íntima de la ciudadanía mayor debido a la erotofobia edadista es una de las líneas de investigación desarrolladas hoy en día. Para ello se realizan entrevistas a personas mayores que se encuentran en residencias  y se analizan sus respuestas. De los discursos se extraen diferentes ideas:

  •          La intimidad y el deseo continuo.
  •       Evidentemente hay una continuidad de identidad y relación en las personas afectadas por demencia y sus otros significantes.
  •       Expresan diversas respuestas de nostalgia, continuidad, de complicidad resistida…

En definitiva, aún existen diversos mitos de la sexualidad en la gente mayor y el abordaje en las instituciones es precario, pero el paradigma está cambiando para que pueda ser viable la continuidad de la vida sexual de las personas residentes. No obstante, siguen existiendo situaciones dilemáticas, que probablemente deban aclararse en comités de ética, como por ejemplo permitir que un residente haga uso del servicio de una prostituta o cuando la persona sufre deterioro cognitivo. 


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