Con el envejecimiento y la entrada en la tercera edad
las personas mayores, en ocasiones, sufren cambios en sus hábitos, rutinas y
roles diarios, que afectan a su desempeño y a su estado de ánimo.
A causa de dificultades tanto físicas como cognitivas,
la autonomía en el desarrollo de las actividades de la vida diaria se ve
afectada dejando paso a la reducción de tareas que siempre habían realizado;
tales como trabajar, cocinar, gestionar tareas del hogar, manejar el cuidado de
ellos mismos y de los demás, etc. Afectando, consecuentemente, a un cambio en
sus roles diarios. Por ello, y sobre todo cuando aparecen patologías
degenerativas, es importante trabajar sobre la recuperación y/o estimulación de
dichas tareas pérdidas o en proceso de pérdida.
Una de las herramientas para fomentar esta
estimulación es el taller de cocina. En estos talleres trabajamos a través de
capacidades residuales que presenta la persona y las fomentamos.
Estos talleres consisten en llevar a cabo una receta
en su totalidad, con la preparación de los pasos de la misma, la elección de
ingredientes y ejecución.
Con ello, se ayuda a fomentar la autoestima y
autorrealización de nuestros usuarios. Su desarrollo refleja beneficios en su
activación, sus capacidades físicas y cognitivas a la hora de secuenciar,
planificar y realizar la tarea de cocina. Además, ofrecen un sentimiento de
empoderamiento, recuperando esos roles perdidos y favoreciendo a su autoestima.
Los beneficios que se obtienen con éste taller son
tanto a nivel cognitivo como físico, pero sobretodo emocional. Fomentando la
participación en las actividades instrumentales de la vida diaria, el
sentimiento de autorrealización y la toma de decisiones en la ejecución de la
tarea. Así como se estimula la memoria, atención y funciones ejecutivas con la
secuenciación y categorización. A nivel físico, se promueve la activación de la
motricidad gruesa y fina y la coordinación. Además, se ofrecen espacios de
diálogo y de interacción social, donde los usuarios pueden dar sus opiniones y
expresar sus experiencias vitales en relación a la tarea, que favorecen a la cooperación
y las relaciones con el resto de usuarios.
En definitiva, estos talleres ofrecen a nuestros
mayores un sentimientos de felicidad, motivación y empoderamiento, promoviendo
sentimientos de orgullo, esperanza y
alegría con los resultados obtenidos.