LA PODOLOGÍA EN EL ÁMBITO DE LA GERIATRÍA
  07/03/2018

LA PODOLOGÍA EN EL ÁMBITO DE LA GERIATRÍA


                La asistencia podológica en nuestros mayores es de esencial interés. En primer lugar tenemos que hablar de la quiropodia, permite al podólogo-a diagnosticar y tratar las enfermedades y deformaciones del pie a diferentes niveles: patología de las uñas, patologías dérmicas, alteraciones músculo-esqueléticas, alteraciones metabólicas y/o vasculares.

                Una entidad a parte sería la patología del pie diabético o pie de riesgo, en aquellos pacientes que presentan diabetes (tipo I ó tipo II), siendo una enfermedad crónica que requiere protocolos específicos de tratamiento. 

                La experiencia clínica, ha demostrado que una buena calidad asistencial, basada en la colaboración multidisciplinar, ayuda a mantener a estos pacientes funcionalmente activos el mayor tiempo posible favoreciendo su independencia. En este sentido, una de las principales  causas que repercute en la perdida de autonomía del paciente geriátrico son las caídas. El podólogo puede prevenir tales sucesos manteniendo unos pies saludables sin hiperqueratosis (durezas), helomas (callos, ojos de pollo), controlando posibles infecciones (fúngicas y/o bacterianas), etc. Para ello se puede realizar distintos tipos de actuaciones podológicas:

- Preventiva o correctiva, en la que evitaremos que aparezcan ciertos problemas de salud o bien se podemos reconducir la situación.

- Paliativa o curativa, si la patología ya está presente, para evitar dolor y riesgos de infección o alteraciones más graves.


Para ello existen diferentes tipos de tratamientos, pero todos ellos tienen que ser personalizados: paddings de descarga , ortesis de silicona o soportes plantares, con el objetivo de disminuir los puntos de presión y en consecuencia el dolor que causan durante la deambulación. En otros muchos casos el uso de dispositivos de apoyo (bastones, andadores) pueden ayudar a mejorar el equilibrio y además, en casos reincidentes, permitirán superar en más corto plazo el síndrome pos caída (miedo a caerse). En este sentido, otro factor importantísimo a tener en cuenta  es el calzado, que  deberá  reunir unas condiciones específicas para este tipo de pacientes: 

- Suela: antideslizante con amortiguación al impacto de la pisada y que aísle del frio o calor.

- Sujeción: debe respetar la forma del pie tanto en reposo como al andar sin reducir la movilidad de los dedos

- Talón: Con contrafuerte para mantener mejor el equilibrio evitando los desplazamientos laterales.


                El uso de un calzado adecuado es esencial también para ayudar a prevenir el sedentarismo, uno de los factores de riesgo más importantes en enfermedades cardiovasculares. El problema del sedentarismo es que potencia la debilidad física y aumenta el riesgo de caídas, cosa que lleva al paciente al aislamiento, reduciendo parcial o totalmente su actividad social y provocando un progresivo deterioro cognitivo.

                En consecuencia, la calidad de vida de las personas mayores, depende en gran medida de la colaboración de diferentes profesionales, entre los que el podólogo-a tiene un papel fundamental.




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