¿Me acompañas?
  10/10/2019

¿Me acompañas?


Todas las personas independientemente de su situación que tengan, padecen de guerras internas o dicho de otra manera conflictos intra- personales. Cada uno conoce sus circunstancias, así como sus propios embrollos familiares. El duelo como tal, no es sinónimo de muerte, pero si de la palabra pérdida. Es hablar de dolor, de sentimiento de vacío y melancolía.

            Nos encontramos muchos casos que beben de este sentimiento, de personas que ingresan, que saben la realidad que hay en sus espaldas y se desmoronan. Se enfadan con el mundo, se comportan mal con las personas de su alrededor. Y eso porque?porque la vida ha pasado a ser “otra” en la que no son los de “antes”. Nadie les ha preguntado nada  y la situación les ha cambiado, el escenario es otro. Oscuro, triste, frio y con una soledad donde cada vez toma más forma y volumen. El sentimiento de vulnerabilidad está a flor de piel, tambaleando en el que pasará con el que no pasará. A pesar de todo ello, nadie lo sabe, NADIE es conocedor del futuro del otro. A pesar de que hayan más personas, más casos, más situaciones y más pronósticos y diagnósticos. La individualidad del ser humano es tan magnífica como cruelmente minúscula. Y la pregunta es: Que podemos hacer los profesionales respecto a ésto? DAR DE LA MANO literalmente y metafóricamente hablando. Acompañar, reconfortar y guiar. 

        Kubler Ross icono de referencia del duelo ya nos habló de las etapas de negación , ira, culpa, depresión y aceptación. Según la teoría, hay que pasar por cada una de ellas. Durante aproximadamente 6 o 18 meses. Una vez identificado en que punto nos encontramos  es importante, ofrecer un propósito, o facilitar los propios recursos para aceptar la pérdida  en si. Pequeños consejos  modificadores del entorno pueden ser de gran ayuda. Plantearse un “objetivo” a cumplir por mes, cualquier pequeño paso será un gran camino hacia el bienestar. Elaborar una carta de despedida al “antiguo yo” o bien a la persona ausente. Todo lo que uno pueda exteriorizar y poner hacia fuera será bueno para el camino correcto con la meta final de la aceptación. Si tenemos  una mano, una sonrisa, una palabra o un silencio, al lado todo será más fácil.

 

Patricia Lucas

Psicóloga clínica y neuro rehabilitadora

Centros Amunt


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